Manifestaciones Clínicas



Las mujeres son más propensas que los hombres a pre­sentar sintomatología por la infección tricomoniásica. Esta es más probable cuando se eleva fisiológicamente el pH vaginal y, por ende, el número de parásitos, como durante la menstruación, la ovulación o el período postcoital. En estas situaciones la sintomatología se acentúa. En las infecciones por T. vaginalis se puede observar leucorrea abundante, espumosa, fétida y de color amarillo verdoso. Las mujeres infectadas refieren prurito, dispareunia y disuria, que se acentúan durante la menstruación. A la especuloscopia, se observa eritema vaginal y cervical que muchos autores denominan “vagina en empedrado” y “cérvix en fresa”, debido a la dilatación de los capilares y a las hemorragias pun­tiformes . Durante la infección el pH vaginal puede aumentar hasta 5,0.
En la exploración clínica se encuentra la mucosa enrojecida, tanto en labios menores como en toda la vagina, y un elevado porcentaje de las mujeres que presentan esta parasitosis presentan además erosiones cervicales, lo que se ha interpretado como una mayor predisposición a presentar carcinoma de cuello de útero.







A diferencia de los hombres donde la resolución espontanea de la enfermedad es común, la infección en las mujeres puede persistir en el tracto uro-genital, por periodos prolongados. Cerca de un tercio de las mujeres asintomáticas desarrollaran infección sintomática dentro de los seis meses posteriores.

La tricomoniasis está asociada a adenitis inguinal, piosalpingitis, endometritis, uretritis, vaginitis, cervicitis, enfermedad inflamatoria pélvica (EPI) e infertilidad tubárica . En las mujeres embarazadas, predis­pone a la ruptura prematura de membranas (debido a la inducción de citocinas proinflamatorias producidas por el sistema inmune al atacar a T. vaginalis), lo que lleva a entrar en trabajo de parto pretérmino y a bajo peso al nacer.
Durante el parto, las mujeres infectadas pueden transmitir el parásito verticalmente al recién nacido, produciéndole una infección genitourinaria  o una neumonía neonatal. En individuos que practican el sexo oral ha habido informes del pará­sito en las vías respiratorias bajas, produciendo neumonía.
Los varones tienden a sufrir una infección asintomática y actúan como reservorios de T. vaginalis. Sin embargo, cuando la infección se hace evidente, puede manifes­tarse por secreción uretral serosa o purulenta, prurito en el glande, edema prepucial, erección dolorosa, eyaculación precoz y disuria. En cuanto a las com­plicaciones incluyen: uretritis, balanopostitis, prosta­titis, cistitis, epididimitis y esterilidad ; esta última se produce al unirse T. vaginalis a la cola y la cabe­za del espermatozoide, limitando su motilidad. En la actualidad hay una controversia respecto a la relación entre la tricomoniasis en varones y la pre­disposición a padecer cáncer de próstata

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